¿Sabéis cómo se me pasaba el miedo de pequeña? Cuando mis padres o mi hermana tardaban en llegar a casa pensaba “¿Estará bien? ¿Le habrá pasado algo?” y rápidamente encendía la tele y al ver que la programación era igual que siempre, pensaba que todo estaba en orden y se me pasaba el miedo. Es absurdo, sí, pero de verdad que me quedaba tranquila.
Con esto quiero decir que cualquier método, por absurdo que sea, que contribuya a tener menos miedo es bueno. Porque un poco de miedo no está mal, ¿Os imagináis un mundo en el que nadie tuviera miedo a nada? sería una completa locura. Pero el exceso de miedo es malísimo para la felicidad: esa sensación de angustia permanente, de tensión, de esperar algo malo… Miedo a la soledad, al fracaso, a lo desconocido, a la decepción, al futuro, al compromiso, a perder lo que tienes, a no saber lo que quieres…
Tener mucho miedo no lleva a nada bueno, solo a vivir reprimido y a perderte cosas que te podrían encantar. Así que por muy absurdo que sea vuestra forma de sentiros más seguros… Adelante: pensad que siempre habrán gatos dispuestos a hacernos compañía, haced una clase de defensa personal, llevad un paraguas en el bolso aunque haga un sol radiante, enamoráos creyendo que existen los príncipes azules… Lo que sea, pero que el miedo no os impida ser quien queréis ser.
Con esto quiero decir que cualquier método, por absurdo que sea, que contribuya a tener menos miedo es bueno. Porque un poco de miedo no está mal, ¿Os imagináis un mundo en el que nadie tuviera miedo a nada? sería una completa locura. Pero el exceso de miedo es malísimo para la felicidad: esa sensación de angustia permanente, de tensión, de esperar algo malo… Miedo a la soledad, al fracaso, a lo desconocido, a la decepción, al futuro, al compromiso, a perder lo que tienes, a no saber lo que quieres…
Tener mucho miedo no lleva a nada bueno, solo a vivir reprimido y a perderte cosas que te podrían encantar. Así que por muy absurdo que sea vuestra forma de sentiros más seguros… Adelante: pensad que siempre habrán gatos dispuestos a hacernos compañía, haced una clase de defensa personal, llevad un paraguas en el bolso aunque haga un sol radiante, enamoráos creyendo que existen los príncipes azules… Lo que sea, pero que el miedo no os impida ser quien queréis ser.
Imagen cedida por Sara Herranz |
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